martes, 14 de marzo de 2017

Las hoces de Vegacervera

Situada en plena Montaña Central leonesa, junto a Vegacervera, se extiende una profunda garganta excavada en roca caliza (Figura 1). 

Figura 1. Hoces de Vegacervera, excavadas sobre la roca caliza de edad carbonífera.

Hace 315 millones de años, restos orgánicos ricos en carbonato se acumulaban en pequeños mares epicontinentales en los bordes de un gran continente llamado Pangea. Restos de erizos, corales y conchas, entre otros, nos indican que las aguas eran cálidas y ricas en oxígeno (Figura 2).


Figura 2. Los mares del Carbonífero tenían una gran diversidad de especies, floreciendo los corales.

Estos restos forman hoy potentes capas de roca que configuran el relieve de Vegacervera. Durante millones de años, los suficientes para elevar estas montañas y mostrarnos sus restos, se han preservado en el núcleo de un sinclinal en el que se ubica la Cueva de Valporquero.

El río Torío ha moldeado estos valles a su paso, profundizando con la fuerza del agua y el tiempo. Este proceso ocurrió cuando el río Duero se abrió camino hacia el Atlántico, hace 5 millones de años, capturando así los ríos leoneses. Este proceso llevó a sucesivos episodios que permitieron el encajamiento del Torío hasta alcanzar su posición actual y tuvo como consecuencia la formación de las hoces de Vegacervera (Figura 3).

Figura 3. El encajamiento progresivo del río Torío ha permitido que los procesos kársticos y la erosión continúen profundizando hasta la actualidad (Foto: IGME).

Unos pocos de millones de años después, con la llegada de fríos glaciares, los más intensos iniciados hace 120.000 años (último periodo glacial Würm y quizás el más reconocido en toda la península), las montañas leonesas se cubrieron de hielo. Hoy su huella puede intuirse hasta los 1.260 m en el valle del Torío, donde podemos aún observar su morfología en U, típica del paso de una lengua de hielo. El último suspiro glaciar tuvo lugar hace 12.000 años  (Dryas Reciente), reiniciándose los procesos kársticos que avanzaron en la profundización de la Cueva de Valporquero (Figura 4). 

Figura 4. En las hoces de Vegacervera pueden distinguirse los restos de la actividad glaciar (perfil en U) y el encajamiento posterior de origen fluvial (forma de V). La altura a la que debió llegar el hielo se sitúa sobre los 1.260 m de altura como se muestra en la imagen.

El aspecto que pudo adquirir la montaña leonesa, cubierta de hielo, sería el de un campo glaciar o montera de hielo que cubriría las cumbres más altas y gran parte de los valles hasta distintas alturas, en función de aspectos geográficos y climáticos del momento (Figura 5).

Figura 5. Campo glaciar o icefield, similar al que ocuparía las partes altas del entorno de Vegacervera.




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